Cuáles son las claves en la operación de Clever Leaves: entrevista con Julián Wilches, chief regulatory officer
Conversamos con Julián Wilches, chief regulatory officer de Clever Leaves, una de las compañías de cannabis más importantes de Colombia, tanto que en julio pasado el presidente Iván Duque firmó el Decreto 811, que estableció nuevas reglas para el sector, en la planta de producción de la empresa en Boyacá.
Julián Wilches es politólogo por la Universidad de Los Andes y antes de ser uno de los fundadores de Clever Leaves, junto a Andrés Fajardo y Gustavo Escobar, fue Director de Política contra las Drogas y Actividades Relacionadas del Ministerio de Justicia de Colombia.
Industria420: Cuéntanos un poco sobre la historia de Clever Leaves y los alcances de la compañía.
Julián Wilches: Clever Leaves la fundamos tres colombianos en 2016 con la clara visión de participar en la industria del cannabis medicinal no solo en Colombia sino a nivel global, cumpliendo los estándares de calidad requeridos para participar en un mercado altamente globalizado, con el propósito de llevar los beneficios del cannabis medicinal a los pacientes en Colombia y el mundo.
Son cinco años y medio ya desde que la empresa nació en Colombia con una operación que escaló muy rápidamente y hoy en día tenemos operaciones de producción de cannabinoides en Colombia y en Portugal.
Clever Leaves se ha preparado para competir en una industria altamente sofisticada que requiere certificaciones de calidad y es la única compañía de cannabis medicinal en toda Latinoamérica que tiene, además de la certificación local, la de la Unión Europea, lo que nos permite atender mercados como el de Brasil, Australia, Israel, Alemania, además de algunos otros. Hemos exportado a más de 15 países alrededor del mundo en los cinco continentes.
En Colombia producimos materias primas y productos terminados y semiterminados derivados de la flor del cannabis, aunque eso está por cambiar porque con el Decreto 811 también se abre la oportunidad de exportar flor seca.
En Portugal tenemos una operación concentrada en la exportación de flor seca con la ventaja de estar al interior de la Unión Europea, que es uno de los mercados priorizados y donde en los últimos años la industria ha crecido altamente.
Colombia es probablemente uno de los países más avanzados del mundo en temas de cannabis y este año con el Decreto 811 se abrieron más puertas para la industria colombiana. ¿Qué podemos esperar para Clever Leaves y el sector?
Hay que considerar que Colombia inició su marco regulatorio en 2016, en ese entonces había cuatro o cinco países en el mundo que permitían los usos medicinales del cannabis. Hoy en día son más de 45 y el mundo ha cambiado, al igual que los mercados de destino, pero también los países que producen en Latinoamérica se está moviendo.
Colombia se desarrolló muy rápidamente y en julio pasado el presidente Iván Duque firmó el nuevo decreto 811, en la planta de cultivo de Clever Leaves, el cual creo hará a Colombia más competitiva en un contexto como el que acabamos de describir.
¿Qué permite el decreto 811? La exportación de flor seca con fines medicinales, que era algo que antes no estaba permitido. Hace claridad sobre los usos industriales de algunos cannabinoides, particularmente del CBD y eso quiere decir alimentos y bebidas, que son un nuevo segmento. Además, garantiza un control sobre la planta pero reduce la burocracia y la tramitología para poder operar de manera eficiente.
Entonces, Colombia fue pionera hace cinco años y con este decreto 811 lo que hace es ponerse otra vez a la vanguardia de las regulaciones para garantizar calidad, trazabilidad y que las compañías podamos operar de manera más ágil y competir en el mercado global.
¿Que oportunidades se abren con este decreto? Pues avanzar en nuevos segmentos en los que Clever Leaves ya estaba participando como el de la flor seca, que ya tenemos en Portugal, pero se abre la posibilidad de hacerlo también desde Colombia y consolidar nuestras alianzas comerciales en países que son nuestros mercados principales de destino, como Australia o Alemania, donde tenemos una operación de importación y distribución, o Israel, que fue el mayor importador de cannabis el año pasado.
Entonces lo que viene es aprovechar las nuevas oportunidades regulatorias y consolidar esos mercados que hemos venido atendiendo en los últimos años.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la industria del cannabis en la actualidad?
Son los desafíos naturales de una industria que se está conformando. Estamos en las primeras de cambio de la industria del cannabis medicinal en general. Entonces se modifican las tendencias de mercado, por ejemplo Israel consolidándose como el mayor importador de cannabis medicinal en el año pasado. Eso significa que una compañía como la nuestra tiene que ajustarse a esos requerimientos.
Hay retos de mercado que son naturales, de una industria que va creciendo. Hay otros que también son propios de eso, pero no son de mercado sino regulatorios, las regulaciones en el mundo responden en lo que tiene que ver con trazabilidad, que es lo que le interesa normalmente a los reguladores: ¿quién tiene la sustancia controlada?, ¿en dónde la tiene?, ¿cuánto tiene? y ¿para qué la tiene? son preguntas básicas y esenciales.
El problema es que como está creciendo esta industria cada país las resuelve de manera diferente y luego, como es un medicamento, tiene unos requerimientos de calidad en los países de destino. Si usted suma esas dos cuestiones: requisitos regulatorios diferentes para el tráfico y para el comercio exterior más los requerimientos de calidad de cada país, lo que tiene es una complejidad regulatoria y de desarrollo del producto, en donde Australia tienen unos requerimientos, Israel tiene otros, en Alemania pueden ser distintos, al igual que en Brasil.
Entonces un mismo producto tiene que ser desarrollado, documentado, validado y registrado de cuatro formas diferentes, aún cuando el producto en sí mismo, es la misma composición, pero la documentación y los requisitos regulatorios son bastante complejos.
Quien aprende a navegar en esas aguas, pues tiene mayor oportunidad de éxito en esta industria y es lo que nosotros hemos venido haciendo durante los últimos cinco años. Entendiendo cómo funcionan las regulaciones y trabajando de la mano con los reguladores para darle mejor forma a esta industria que está naciendo.
Muchos reguladores están aprendiendo con nuestra experiencia, entonces es importante tender esos puentes de diálogo para gane el regulador, gane la industria y gane el paciente, porque al final del día se trata de ellos.
Cuéntanos un poco de la planta de producción que tienen en Colombia, donde meses atrás el presidente Duque firmó el decreto.
Nosotros tenemos dos lugares donde operamos en Colombia. El cultivo y la postcosecha están en Boyacá, que es un departamento al norte de Bogotá. Ahí tenemos una capacidad de 18 hectáreas construidas con laboratorios de alta tecnología, con las ventajas de estar en el trópico porque esta es una zona que tiene la segunda mayor radiación solar en el país.
Afortunadamente Boyacá también tiene una ventaja socioeconómica y es que tiene muy buena infraestructura. Nunca ha tenido problemas de grupos armados al margen de la ley, tiene una tasa de cero homicidios por cada cien mil habitantes, es una sociedad civil organizada, propositiva, con gente trabajadora, ahí priorizamos la mano de obra femenina y local. Es por eso que en Clever Leaves el 70% de sus empleados son mujeres y de ellas alrededor del 50% son madres cabeza de familia. El impacto en el territorio es enorme, es un municipio de siete mil habitantes y tener alrededor de 400 empleados con formalidad, con legalidad, pues genera un proceso de desarrollo en el territorio.
Ahí tenemos un cultivo con todas las especificaciones de calidad requeridas para cumplir con nuestros mercados de destino y una postcosecha de más o menos dos mil metros cuadrados donde hacemos los procesos de secado, curado y molienda, porque allí se produce flor seca molida, se homogeniza y eso se va a nuestro laboratorio, que está en las afueras de Bogotá y que tiene certificado de Buenas Prácticas de Manufactura de la Unión Europea. Allí se hace el proceso de extracción y se elaboran materias primas, extractos aislados, productos terminados o semiterminados, que son las soluciones orales que proveemos a nuestros clientes en diferentes países.
Al ser una compañía de operación multinacional seguramente están pendientes de lo que ocurre en México. ¿Tienen planes para ingresar al mercado mexicano una vez que las reglas sean claras?
Lo que le puedo decir es que nosotros siempre estamos evaluando las oportunidades que tenemos en diferentes países. Hemos seguido muy de cerca el proceso en México desde la Ley General de Salud en el 2017, el reglamento que ha sido muy debatido sobre su validez o no en su momento, el nuevo reglamento que se emitió en este año y entendemos que hoy en día la única barrera para iniciar una actividad comercial fluida con México es que se emitan las fracciones arancelarias para para algunos productos y que hay otros que ya tienen su fracción definida.
Si eso pasara, México podría estar importando productos, haciendo desarrollos locales, haciendo registros ante COFEPRIS y, al final del día, me gusta ser reiterativo sobre esto, todos esos pacientes que hoy están sometidos a productos sin ningún tipo de control de calidad podrían beneficiarse al acceder a productos de alta calidad y a precios competitivos.
Por otro lado, nuestra actividad comercial en paralelo sigue. Inclusive hemos hecho algunos anuncios sobre sobre alianzas comerciales con algunos jugadores comerciales o actores en México. Por supuesto, seguiremos conociendo y seguiremos estando muy al tanto porque es un mercado interesantísimo y con un potencial enorme no sólo para ser un país que importa el producto terminado y lo pone a disposición de los pacientes, sino también para generar un proceso de investigación y desarrollo, inclusive pensando en que es posible que en un futuro Estados Unidos tenga un marco federal para el cannabis medicinal y pues México tiene una posición privilegiada para satisfacer un mercado como ese.
¿Algo más que quieras agregar?
Quiero invitar a que esos actores que hoy en día están promoviendo un desarrollo regulatorio en México, que lo están trabajando desde el Congreso, a que conozcan la experiencia de Colombia incluyendo la del sector privado.
Nosotros desde 2017, muy temprano, conformamos la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (ASOCOLCANNA) cuya junta directiva hemos presidido por cuatro años y es la Asociación que tiene mayor contacto con los reguladores en el país.
Tener una industria organizada ha sido muy útil para tener un diálogo propositivo y fluido donde se construya verdad. Lo que resulta en beneficio del paciente y de la industria, garantiza la trazabilidad de los controles, pero también en la voluntad de los reguladores y de los actores relevantes para crear ese diálogo.
El decreto 811 al que hacíamos referencia es una experiencia para replicar en otros sectores. Ha sido una experiencia de diálogo abierto, franco, técnico, respetuoso, propositivo y un proceso como ese en otros países permitiría que la industria avance y se ponga al día con los desarrollos como los que hay en Colombia.
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