El Delta-8 THC es un cannabinoide similar al Delta-9 THC, que comúnmente conocemos como THC, y se obtiene a partir del CBD (cannabidiol) extraído del cáñamo tras un proceso químico realizado en laboratorios.
El Delta-8 THC sí cuenta con efectos psicoactivos aunque en menor medida que el THC y en meses recientes ha cobrado popularidad en la Unión Americana por existir un vacío regulatorio al respecto, esto porque se extrae del cáñamo, el cual es legal en todo el país.
Ahora, el National Industrial Hemp Council dio a conocer su postura oficial en torno al Delta-8 THC indicando que "el perfil de seguridad de los productos Delta-8 THC es cuestionable".
"El camino más claro para proteger la seguridad del consumidor y crear una economía del cáñamo que funcione para todos es revisar la definición federal de cáñamo para incluir todos los tetrahidrocannabinoles, según lo recomendado por NASDA con el apoyo bipartidista de 45 estados y con el amplio apoyo de las partes interesadas en la industria, funcionarios reguladores y en ambas cámaras y partidos en el Capitolio. Tal aclaración en los estatutos evitaría inequívocamente la venta de productos que contienen concentraciones peligrosas de Delta-8 THC identificados como cáñamo", señaló el organismo.
Además, el Consejo sugirió que se modifique la definición gubernamental del cáñamo argumentando que "el Delta-8 THC ha inundado el mercado debido a la falta de certeza regulatoria de la FDA sobre el cannabidiol y otros productos derivados del cáñamo. Además de que el Congreso cambie la definición legal del cáñamo al 1% de THC total, la FDA puede hacer su parte para proteger la seguridad del consumidor al establecer pautas claras para los productos derivados del cáñamo, como se pretendía en el Acta Agrícola de 2018".
En la actualidad, la definición del Gobierno Federal de Estados Unidos sobre el cáñamo es que debe tener un máximo de 0.3% de THC.